Por qué crecen las uñas tras morir
Llega el día del juicio final y todas nuestras células van muriendo, se enfría la sangre y nuestro corazón no registra más latidos, pero siempre hemos escuchado o nos han dicho que las uñas siguen creciendo, pero ¿Es esto mito o realidad?
¿Crecen las uñas después de la muerte?
La respuesta a este interrogante es un mito, ya que puede parecer que crecen por determinadas reacciones del cuerpo, pero no es así. En este informe te contaremos qué pasa con nuestro cuerpo en general y con nuestras uñas en particular después de muertos.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando morimos?
Cuando nuestro corazón diga basta y esperemos que pase mucho tiempo para ello, dejará de latir, dejando de suministrar oxígeno a distintas partes de nuestro cuerpo entre las cuales está el cerebro.
La sangre deja de circular y por lo tanto el cuerpo se va enfriando y se van endureciendo los músculos, en un proceso que habremos escuchado nombrar como rigor mortis, que comienza a las 4 o 6 horas de que nuestro corazón dejó de latir.
Todo lleva un tiempo, no todo muere y se endurece al mismo tiempo.
Los músculos más pequeños, que se encuentran en la mandíbula o los párpados son los primeros en contraerse y más tarde les siguen los músculos del cuello, para culminar en el endurecimiento de los músculos más grandes, como ser los de las extremidades superiores e inferiores, brazos y piernas.
Todo esto va sucediendo paulatinamente en el cuerpo y el proceso total puede llegar a durar entre un día y medio y dos días, a no ser que a la hora de nuestra muerte presentemos un cuadro febril, en cuyo caso el proceso será más rápido.
Al dejar de llegar oxígeno a las células deja de producirse una sustancia química que les da funcionamiento y estas morirán.
Estas células que han muerto se romperán y comenzarán a liberar enzimas y otra clase de sustancias que se convertirán en el lugar de crecimiento propicio para bacterias y hongos que iniciarán el proceso de descomposición del cuerpo, despidiendo cadaverina y putrescina entre otros derivados químicos que producen un olor nauseabundo.
Hasta aquí todo el proceso real de lo que sucederá cuando dejaremos de existir, pero ¿Qué será de nuestras uñas, de las que hemos escuchado que continúan su proceso de crecimiento por más que el resto de nuestro cuerpo no presente ninguna función celular?
Mito milenario
Durante milenios enteros entre los seres humanos se alimentó el mito de que tanto las uñas como el pelo continuaban creciendo después de muertos y si bien esto puede ser una afirmación que se daba solamente en base a dichos de otros sin ser comprobado realmente, a quien haya visto el rigor mortis de un cadáver puede haberle dado la intención de que esto ocurría.
Entonces ¿por qué se cree que crecen las uñas?
Antes que nada cabe destacar que es absolutamente imposible que nuestras uñas continúen creciendo, porque sin el suministro debido de glucosa no habrá producción de células y sin producción de células no hay crecimiento ni actividad en ninguna parte del cuerpo.
Nuestras uñas tienen una zona blanquecina en forma de semicírculo al que se denomina la matriz la cual es encargada de generar nuevas células que desplazan a las viejas cumpliendo de esta forma con el proceso de crecimiento. Pero todo esto, con el suministro de glucosa suspendido, deja de funcionar.
Las uñas no crecen, pero hay algo que puede causar la impresión de que lo hacen y es que toda la piel circundante a estas se va deshidratando y comienza a retraerse paulatinamente y al comenzar a desaparecer toda esa capa de dermis de alrededor de las uñas puede dar la sensación visual de que crecen.
Los trabajadores de las empresas funerarias suelen humectar esa zona de alrededor de las uñas cuando preparan el cuerpo para la ceremonia, para que no de esa extraña impresión de que crecen a medida que pasan las horas.
Este mito no es sólo de las uñas, también del pelo
Este rumoreo del crecimiento de las uñas luego de muertos, viene también acompañado del mito del crecimiento del pelo, del cual tenemos que decirte que tampoco es verdad.
La matriz de nuestro cabello se encuentra en la base del folículo de cada pelo y el proceso es similar al del pelo. Un grupo de células crece para ganarle lugar a las células viejas y allí el pelo crece.
Pero sin el suministro debido de energía que produce el bombeo de nuestro corazón es imposible que el pelo crezca.
Al igual que sucede con parte de alrededor de las uñas, puede ser que veamos retraerse la barbilla de un cadáver y por lo tanto generar nos la sensación de que el pelo creció, pero eso también es imposible, por lo que el del crecimiento del pelo también es un mito alimentado por generaciones.
En conclusión, no existe una función vital que continúe generando nuevos tejidos o algún tipo de vida en nuestro cuerpo.
A las pocas horas todo deja de funcionar, es por eso que los cirujanos de trasplantes actúan en las primeras horas luego de la muerte para extraer los órganos que pueden servir para mejorar la salud de otro ser vivo.
Quizás el mito tenga que ver con esa fantasía de que algo de vida queda en nosotros después de la muerte, una sensación de alivio para ese inexplicable final y la incertidumbre de qué sucede con nosotros al dejar de estar en este mundo.